A todos nos ha pasado, especialmente si te dedicas a áreas creativas, que se te ocurre una idea genial justo en el momento más inoportuno: en un baño público, desayunando en el comedor de la empresa, etc., etc. Para que ninguna idea caiga en saco roto, a los miembros (nos ahorraremos lo de las miembras) del School of Visual Arts se les ha ocurrido integrar el viejo cuaderno rayado de la escuela en diversos soportes "celulosos" que nos acompañan en situaciones en las que no siempre tenemos donde escribir lo que nos viene a la cabeza.
Hace un par de siglos se inventaron los cuadernos Moleskine y se incorporaron al fetichismo bohemio; en esta ocasión nos dan la oportunidad de recuperar el papel higiénico o la servilleta como soportes para, quizás, la próxima obra maestra de la literatura.

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