Os cuento: The Coffee Company es una compañía asentada en Amsterdam de lo que podríamos llamar fast-coffee y han aprovechado la época de exámenes para infiltrarse en donde está encerrado todo su target joven, en las aulas.
La cosa va así, en su página web puedes descargarte varios jpgs graciosos publicitarios y si los incluyes en tus presentaciones finales de curso en powerpoint obtienes diez cafés gratis en su cadena (por cupuesto, tienes que demostrarlo con fotografías del momento). En general, y desde un punto de vista mercadotécnico, la campaña está muy bien planteada. Buena gráfica, buen desarrollo, explora un nuevo medio, atención disponible total, segmentación perfecta, interactividad, buzz...
Obviamente varios profesores han presentado ya sus quejas formales porque al margen de ideas políticas es una distracción (si los estudiantes tienen atención disponible en el aula es apra aprender algo) y también por la ruptura de una barrera clara que supone. No entraremos aquí en discusiones acerca de hasta donde puede entrar la empresa en la enseñanza y de cuan desconectada está esta con el mundo laboral real pero sí plantearemos el peligro para la libertad de cátedra y de expresión que supone el que las marcas se introduzcan ya no en las aulas sino en los propios trabajos de investigación.
Aarón Navia para Postmarketing
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